17 septiembre, 2020

El momento de hincar codos

 A mi no me gusta estudiar, pero reconozco que siempre se me ha dado bien. Sí me gusta aprender cosas (interesantes, a ser posible) y tengo bastante fuerza de voluntad y puedo ser muy disciplinada. Con todo esto me enfrentaba al momento de plantar el culo en la silla con ganas, pues la novedad siempre es motivante, y con mucha expectación sobre cómo iba a gestionar la nueva rutina.

Me fui sorprendiendo a mi misma mes a mes. Como empecé en mayo y para entonces yo ya tenía programado un viaje en verano me hice un plan de estudio hasta mediados de julio y a la vuelta de las vacaciones valoraría si esto de opositar era un infierno o continuaba. La moratoria llegaba hasta ahí, es decir, si todo iba bien y seguía motivada ya habría que continuar con todas las consecuencias, gestionando los momentos de bajón según llegaran pero sin rendición.

La rutina de estudio al principio no era muy pesada, estaba muy muy motivada y como no tenía mucho tiempo libre y no iba a sacrificar ni un minuto de sueño sacaba una media de 3 horas entre semana y 4-5 los findes. Con esto iba cumpliendo mis objetivos y cada 2 semanas daba por «estudiado» un tema y pasaba a formar parte del «repaso».

Es decir, en esas dos semanas dedicaba un par de días a preparar el tema. Con el apoyo del manual de Mad de la biblio (tras el tema 5-6 ya pasé del manual por completo) hacía la investigación sobre qué incluir y qué no, lo maquetaba y a imprimir. A partir de ahí lectura comprensiva. Y para comprender, las búsquedas en google de "palabros" son una tónica constante al estudiar legislación. Nueva lectura subrayando. Y una vez está subrayado, leer una y otra vez hasta el final de las dos semanas.

No. No hago resúmenes. En una oposición de este tipo el aprendizaje del temario tiene que ser LITERAL por lo que no quería obviar ni una coma y mis relecturas son sobre mi temario completo. Siempre.

Cuando llevas pocos temas es todo muy fácil. O lo parece. O al menos, tras tanto trabajo ya a la espalda es la sensación que me queda. Ahhhh cuando mi objetivo era saberme el título I de la Constitución al dedillo y parecía imposible... claro, aún quedaba mucho para la Seguridad Social... y más aún para Contratos, que la dejé la última....

Al principio los temas son cortitos y te da tiempo a repasar los anteriores antes de ponerte con uno nuevo sin incumplir los plazos de 2 semanas, por lo que me era fácil programarme y hacer estimaciones de cuándo terminaría el temario y solo quedaría repasar y repasar hasta el examen. Pero según avanzas los temas crecen en folios y tienes mucho para repasar, y esos planes de mayo, para octubre dejaban de tener sentido.

Hasta el tema 5 me fue muy bien con los plazos de 2 semanas por tema. Y a finales de julio me fui a Islandia con los apuntes en el equipaje de mano, porque yo no sé desconectar de las cosas importantes y aunque hice entre poco y nada me sentía mejor con mi carpeta cerquita. En dos años las carpetas, primero una y finalmente tres, me han acompañado a todos lados.

Ya para septiembre del 18 me di cuenta de que si antes de empezar con un tema nuevo tenía que repasarme todo lo anterior (el repaso supone una lectura comprensiva de TODO) iba a tener que empezar a dedicar una semana a repasar y dos al tema nuevo, es decir tres semanas para avanzar de tema en tema. 

(Aclarar que si hubiera tenido prisa por que ya estuviera convocada o hubiera listas lógicamente la organización habría sido otra, pero estas han sido mis circunstancias y cómo las he manejado)

Esa semana dedicada al repaso fue aumentando a dos, al igual que mi ansiedad, pues me preocupaba mucho que al final pasaba 1 mes entre que me leía un tema y lo volvía a leer, y temía siempre que al cogerlo de nuevo no me acordara de nada. Pero la mente es increíble y mientras estás en este proceso la información está ahí y pude desarrollar mucha confianza en mí misma, pues yo sentía que me lo iba sabiendo bien.

A finales de abril de 2019 terminé la vuelta al temario. Un año desde que empecé y ya me sentía más que lista para examinarme, pues como había estudiado y repasado a la vez controlaba bien la legislación. Pero no había aún ni convocatoria... así que, como aquí no se puede parar, pues empezaron los repasos puros y duros y también empieza el hartazgo, pues ya no hay novedad en nada y uno se empieza a impacientar.

A todo esto esta oposición tiene psicotécnicos, pero a mí siempre se me han dado bien las preguntas de números, series, problemas, lógica... así que no me preocupaban. Aún así y como no se puede ir de lista por la vida, cogí algún manual en la biblio que me parecieron basura (basura de Adams, basura de Mad...) pues siempre, siempre, siempre se detectan montones de errores, pero al menos ejercitaba un tanto la mente. Eso sí, los de sinónimos de la Comunidad de Madrid de la convocatoria anterior me parecieron imposibles por lo que si eran del estilo contaba (y cuento) con dejármelos y no dedicarles más tiempo que el de una lectura muy rápida para valorar su dificultad.

Para cada repaso total del temario utilizaba un mes natural. 

Desde septiembre del 18 ya no estudiaba las horas antes indicadas, sino que empecé a exprimir los días porque la longitud del temario iba exigiéndolo, ya tenía cierta experiencia en calentar la silla y además parecía que quizá en primavera del 19 tendríamos examen (jaja). Pasé a dedicar una media de 4 horas entre semana, lo que me permitía el trabajo, y 6 los findes. Siempre he estudiado en casa y dos días a la semana lo hacía en la biblioteca por aprovechar el tiempo entre trabajos.

Entre junio y julio del 2019 salen 2 convocatorias, la de auxiliar administrativo del Estado, primero (que no era mi oposición y me enteré de que salía por las decenas de personas que pensaban que sí era la mía); y la de auxiliar administrativo de la Comunidad de Madrid, después. Y menos mal que salieron en ese orden. Me apunté a la del Estado por puro aburrimiento. No sabía ni en qué consistía el examen pero vi que había cierto temario común y me pareció buena idea para valorar mi control sobre esos temas comunes. Después me apunté a la de la Comu, muy contenta porque ¡al fin! salía.

A partir de septiembre de 2019 me quedo en paro y aprovecho para dar lo que creo que será el último empujón. Me hago estudiante a jornada completa y modifico y/o amplio los temas en función de los epígrafes de la convocatoria, que han cambiado un poco con respecto a la última. Esta es mi etapa de opositora más encerrada y en la que me arrepiento (solo a ratos) de no haber ido a por una opo superior, pero ¿cómo iba yo a imaginar que todo esto era taaaan lento?

En todo el proceso he estado siempre muy satisfecha de mi desempeño. No hubiera pensado que lo llevaría, anímicamente, tan bien. Incluso he disfrutado aprendiendo ciertas cosas y me he sentido orgullosa cuando he podido aportar una nota legal a una conversación (muchas veces, oigan). Ha sido un proceso más largo de lo esperado y no he decaído... Estoy muy contenta, la verdad.

Querido opositor. La realidad es que el día a día, monótono, perdiéndote planes, con callo en el culo... es duro, durísimo, pero llegará un día en que. porque apruebes, porque des una nueva vuelta de tuerca a tu plan de vida o porque te toque un euromillones todo habrá pasado, y ya con distancia podrás valorar tu proceso como ahora hago yo (y lo mejor de todo es que MI oposición aún no da muestras de listas provisionales pero en cierto sentido, yo ya he terminado...)

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