Qué fácil es tomar la decisión de opositar a tal o cual cuerpo en comparación con el dolor de cabeza que supone EMPEZAR, y es que los que no estamos en este mundillo ni tenemos familiares o amigos opositando no sabemos qué pasos dar y pasamos varios días tecleando como locos frente al ordenador.
Editoriales, foros, cursos, las webs oficiales... Información, información, información, no del todo conexa que nos hace plantearnos si es que hay que pertenecer a alguna logia masónica para tener información práctica, actual y esquematizada.
Esto hace que en los foros y grupos de Whatsapp o Telegram haya preguntas del tipo «a qué me recomendáis opositar», «¿ya me puedo inscribir?», «¿alguien me pasa tal tema?». Lo normal es encontrar gente amable que te oriente un poco porque salta a la vista que al otro lado hay una persona que está más perdida que un pulpo en un garaje.
Pero no es tu culpa, sufrido opositor, es que en ocasiones buscas convocatorias que aún no están publicadas y tienes que recurrir, aunque no lo sepas aún, a la convocatoria anterior, que para más inri lleva el nombre del año en que se aprobó la oferta de empleo público que no tiene por qué coincidir con el año en curso. Pequeñas trabas del sistema que ahora parecen absurdas y completamente superadas pero que en su día comen tiempo y parte de la motivación inicial.
Aunque lo peor es el temario. Cuando empecé esta aventura pensaba que en el programa de la última convocatoria de auxiliares de la Comunidad de Madrid me encontraría lo que entraría en el primer examen. Y así fue, solo que yo esperaba epígrafes concretos, y de eso casi nada, monada.
Sé que hay oposiciones en las que directamente se indica qué artículos de qué leyes entran en el examen y durante mucho tiempo he sentido envidia de la mala. Pero creo que me hubiera conformado con epígrafes concretos. Que sí, que algunos no dan lugar a dudas desde mi punto de vista, pero otros...
Lo que yo hacía para empezar a preparar un tema era leer el epígrafe; dirigirme a la ley que lo enmarcaba y ser muy meticulosa en que todo se viera reflejado en los títulos de dicha ley (o leyes) pero siendo escrupulosa en no meter contenido de más.
Nunca puedo tener la seguridad de que no me vaya a caer algo que no me he estudiado pero hay que ser realistas y yo no tenía ni tiempo, ni ganas de estudiarme toda la Constitución cuando en el epígrafe pone «La Constitución Española de 1978: Características. Los principios constitucionales y los valores superiores. Derechos y deberes fundamentales. Su garantía y suspensión.»
Es decir, obviando otros temas que también meten constitución, ¿puedo pensar que me pueden preguntar, en el marco del tema 1, algo de la Constitución que se salga del título preliminar y del título I? Pues mira, quizá sí, pero la lógica dice que me preguntarán sobre esos títulos.
Hay mucha gente que no se arriesga y decide estudiarla entera (es cierto que luego hay que estudiar sí o sí más cosas de ella en otros temas), pero en mi caso opté por preparar mi temario en base a ser más eficaz y es lo que me funciona a mí. Y claro que he dudado mucho sobre si ampliar, cómo, cuánto y cuándo, pero eso ya llegará...
Me apoyé en algún documento que las almas amables compartían sobre las leyes que correspondían a cada tema y en un manual de la editorial Mad que saqué de la biblioteca para ayudarme a decidir qué títulos y artículos seleccionaba para estudiar. Pero siempre estudié del BOE. No soporto la paja de los manuales.
También he recurrido al foro por excelencia a preguntar alguna cosa sobre si meter en el temario o no algún título concreto de una ley, pero esta era siempre la última opción, pues quería ser yo la que me currara mi temario de manera que aumentara mi sensación de control (yo he elegido estudiar estos artículos porque creo que son los que mejor enmarcan el tema. Si lo elijo yo, tras varios días de investigación puedo estar segura de mi decisión y creo que es lo más adecuado).
Una vez tenía listo un tema, maquetar e imprimir y a darle caña, que al fin y al cabo es lo que más se hace durante el proceso, estudiar, estudiar y estudiar.
Venga ánimo, si estás un poco atorado en esta fase, tómalo con calma, piensa qué es mejor para ti y no tengas miedo de tomar tus propias decisiones respecto a cómo estudiar. No hay opciones buenas ni malas, cada una tiene su público.
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